El Déu de Rivière
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¿Por qué se ha mantenido a lo largo de la historia esta idea de un ser excepcional al que llamamos Dios? Un artículo no puede dar respuesta a esta sencilla pero olvidada pregunta. Sí es posible, en cambio, constatar el hecho de que Dios siempre reaparece donde menos puede esperarse, incluso en la sociedad laica, para desespero de atávicos comecuras cuya obsesión sólo muestra ignorancia sobre la especie humana. Se precisa, al menos, otra constatación: el hombre tiene tendencia a encontrar dioses en lo más inverosímil. 
A través de Jordi Llisterri m'assabento de la conferència que farà aquest dilluns el monjo de Montserrat i antropòleg, Lluís Duch, dins del cicle del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) “Impureses. Apunts de la condició humana”. En Jordi recomana (i jo també) que vegeu aquest vídeo: "Unes paraules de Lluís Duch que ens ajuden a focalitzar quins problemes tenim per fer entenedor l’Evangeli a la gent d’avui", diu. :
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¿Por qué se ha mantenido a lo largo de la historia esta idea de un ser excepcional al que llamamos Dios? Un artículo no puede dar respuesta a esta sencilla pero olvidada pregunta. Sí es posible, en cambio, constatar el hecho de que Dios siempre reaparece donde menos puede esperarse, incluso en la sociedad laica, para desespero de atávicos comecuras cuya obsesión sólo muestra ignorancia sobre la especie humana. Se precisa, al menos, otra constatación: el hombre tiene tendencia a encontrar dioses en lo más inverosímil. :
G. K. Chesterton lo explicó con su habitual desparpajo: "Cuando no se cree en Dios, se cree en cualquier cosa". Así la sociedad laica, para horror de las religiones oficiales -que administran un Dios compacto-, traslada a sectas, iconos, marcas, dirigentes, teorías económicas y hasta equipos de fútbol toda suerte de equivalentes al poder, básicamente sobre el bien y el mal, que la divinidad genera en las conciencias. El ser humano, pese a sus logros, vive aún atenazado por el misterio de su propia existencia y la posibilidad de conjurar esa extrañeza se encarna de manera persistente en el intento de respuesta -que ni siquiera la ciencia ha podido arrinconar- a la que llamamos Dios.
G. K. Chesterton lo explicó con su habitual desparpajo: "Cuando no se cree en Dios, se cree en cualquier cosa". Así la sociedad laica, para horror de las religiones oficiales -que administran un Dios compacto-, traslada a sectas, iconos, marcas, dirigentes, teorías económicas y hasta equipos de fútbol toda suerte de equivalentes al poder, básicamente sobre el bien y el mal, que la divinidad genera en las conciencias. El ser humano, pese a sus logros, vive aún atenazado por el misterio de su propia existencia y la posibilidad de conjurar esa extrañeza se encarna de manera persistente en el intento de respuesta -que ni siquiera la ciencia ha podido arrinconar- a la que llamamos Dios.
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(...) Que me perdonen los teólogos; ellos saben, aunque no siempre lo reconocen, que la idea de Dios es múltiple, misteriosa y se ha manifestado de formas bien distintas: Dios encarna la paradoja humana. Los individuos necesitan tanto de Él como de ellos mismos: Dios, y con él la religión, es la respuesta humana a lo inexplicable de la existencia y una forma de organizar la convivencia social. Quien desee ampliar la imprescindible noticia de que Dios es humano encontrará todavía en Las formas elementales de la vida religiosa (1912), del sociólogo Émile Durkheim, un libro de hace casi un siglo, una actualísima introducción a las noticias de Dios que hoy no deberían desconcertarnos.
(...) Que me perdonen los teólogos; ellos saben, aunque no siempre lo reconocen, que la idea de Dios es múltiple, misteriosa y se ha manifestado de formas bien distintas: Dios encarna la paradoja humana. Los individuos necesitan tanto de Él como de ellos mismos: Dios, y con él la religión, es la respuesta humana a lo inexplicable de la existencia y una forma de organizar la convivencia social. Quien desee ampliar la imprescindible noticia de que Dios es humano encontrará todavía en Las formas elementales de la vida religiosa (1912), del sociólogo Émile Durkheim, un libro de hace casi un siglo, una actualísima introducción a las noticias de Dios que hoy no deberían desconcertarnos.
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Margarita Rivière, "Noticias de Dios" (fragment), a El País (8.2.2009)
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L'Evangeli de Duch
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A través de Jordi Llisterri m'assabento de la conferència que farà aquest dilluns el monjo de Montserrat i antropòleg, Lluís Duch, dins del cicle del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) “Impureses. Apunts de la condició humana”. En Jordi recomana (i jo també) que vegeu aquest vídeo: "Unes paraules de Lluís Duch que ens ajuden a focalitzar quins problemes tenim per fer entenedor l’Evangeli a la gent d’avui", diu. [Rivière i Duch parcticiparan a la II Jornada Valors i Compromís, a Mataró, el proper 23 de maig]
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Molt interessant aquest post com tota la sèrie dedicada a Heràclit.
ResponEliminaPer a mi és poc habitual trobar un polític i primer secretari d'una agrupació local d'un partit capaç de parlar tant de política municipal com d'art, filosofia o religió.
- Jordi,
ResponEliminaGràcies. Hi ha qui ho ha trobat una mica avorrit. La veritat, és més per ignorant que per res. El que llegeixo que m'agrada, tinc necessitat de dir-ho... Però gràcies. A mi també m'agrada més trobar persones polièdriques.