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Bebe porque eres feliz, pero nunca porque eres desdichado. (...) Bebe porque no lo necesitas, porque ese es un beber irracional, y la antigua salud del mundo (...):
La religión del carpe diem no es la de las personas felices sino la de gente muy infeliz. (...) La felicidad es un misterio, como la religión, y nunca debería ser racionlizada. (...) El enamorado disfruta delmomento, pero, precisamente, no por el momento en sí: lo disfruta por la bandera (...). Para el enamorado el amor es algo que no puede tener fin.
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Para cualquier tipo de placer se requiere un espíritu totalmente diferente; cierta timidez, cierta esperanza indeterminada, cierta expectación juvenil. La pureza y la simpliccidad son esenciales para las pasiones. hasta el vicio requiere una especie de virginidad.
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Si hemos de ser alegres, tenemos que creer que hay cierta alegría eterna en la naturaleza de las cosas. (...) Nadie puede ser realmente cómico, más que el hombre serio. "El vino", dicen las Escrituras, "alegra el corazón del hombre", pero sólo del hombre que tiene corazón. Lo que se llama "estar en la gloria" sólo es posible para quien tiene algo de espiritual (...).
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"Bebe", dice [Omar], "porque todo el mundo está tan rojo como este vino, con el escarlata del amor y la ira de dios. Bebe porque las trompetas están llamando a la batalla y ésta es la copa del estribillo. bebe porque ésta es la sangre de nuevo testamento, que se derrama por ti. bebe porque yo sé de donde vienes y por qué. bebe porque yo sé cuándo vas, y adónde".
:G.K. Chesterton, Herejes, Ed. Acantilado, Barcelona, 2007, pp. 77-84
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