¡Estar aún aquí
tan pegado a este suelo y respirando!
¿Cómo corresponder
la generosidad de los instantes?
Es posible que nunca alcance el don
de habitarlos sin más, ligeramente,
pero apenas el borde
¡qué dichoso me insiste, cómo, inmenso!
No he sabido llorar cuando debía
y así voy viendo el vaivén de horas
sin saber dar las gracias, siempre en vilo.
Andrés Neuman, "(Vaivén de gracias)", a Mística abajo, Ed. Acantilado, Barcelona, 2008, p.81.
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