De todos los sumideros de la naturaleza dejados de la mano de Dios, creo que los más angustiosos son sitios como este estrado, que se concibieron para ser alegres y hoy están abandonados. Comprendo que a un hombre morboso puedan entrarle ganas de matar a un rival influido por la soledad e ironía de semejante decorado.
G.K. Chesterton, Los relatos del Padre Brown, trad. M. Temprano, Ed. Acantilado, Barcelona, 2008, p. 435. Foto, d'aquest bloc.
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