Nadie puede ser bueno de verdad hasta que descubre lo malo que es, o podría llegar a ser; hasta que repara que no tiene derecho a hablar con tanto esnobismo y desdén sobre los criminales, como si fueran simios en un bosque a quince mil kilómetros de distancia; hasta que se libra de todos esos engaños sobre los tipos inferiores y los cráneos defectuosos; hasta que elimina de su alma la última gota de aceite de los fariseos; hasta que su última esperanza es de un modo u otro haber capturado a un criminal y dejarlo, sano y salvo, bajo su protección.
G.K. Chesterton, Los relatos del Padre Brown, trad. M. Temprano, Ed. Acantilado, Barcelona, 2008, p. 723.
Aquest post d'avui m'ha recordat aquesta notícia que es veu que està provocant molt debat a Bèlgica.
ResponEliminahttp://elnouburxeta.blogspot.com.es/2012/08/cristians-perseguits.html
A vegades sembla que hi hagi una necessitat malatissa de volcar tots els mals esperits sobre persones que se les identifica com a culpables i perverses de per vida.
Jordi
ResponEliminaGràcies per la referència. No la coneixia. (Suposo que 300.000 euros mensuals deu ser un error...)
Una abraçada!