La decepción, cierto, es dura.
Pero la decepción no es
sino entrar en contacto
con el reino de la realidad.
Exiliados de ese reino,
espoleados por la ilusión,
somos espíritus montados en nubes.
No obstante, menos para los locos,
la caída, además de inevitable,
es la lección más necesaria.
Luego empieza todo de nuevo,
y en el extremo del cielo
ya aparecen otras nubes
dispuestas a ser cabalgadas.
Rafael Argullol, poema "8-I-2012" al llibre Poema, Ed. Acantilado, Barcelona, 2007, p. 21.
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