Creíamos habitar la tierra firme,
pero era otra de las ficciones
que nos otorgaba, por nacimiento,
nuestra condición de ilusos.
Y, al despertar, supimos
que únicamente éramos náufragos
porque las tierras firmes no existen.
Y que en este conocimiento,
terrible al principio,
es nuestro tesoro más valioso.
Rafael Argullol, poema "29-III-2013" al llibre Poema, Ed. Acantilado, Barcelona, 2017, p. 481.
Il·lustració: Théodore Géricault, El rai de la Medusa, 1819, Musée du Louvre, París.
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