El amante, y no el amado,
es el dios, aseguraban los antiguos filósofos.
(...)
No concedían ninguna virtud al receptor.
Ser amado es recibir una gracia,
un regalo no siempre merecido,
a menudo sin compromiso alguno.
El que otorga el don, por el contrario,
tiene que estar dispuesto a todo,
incuso al extremo sacrificio,
como precio a su prodigalidad.
Rafael Argullol, poema "4-II-2014" al llibre Poema, Ed. Acantilado, Barcelona, 2017, p. 794.
Foto: Reuters, davant dos quadres de Lucien Freud.
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