Aunque nada impedirá tu viaje
hacia el implacable crepúsculo,
no olvides, mientras puedas,
la escalera de auroras que subiste alegremente
al depositar tus días en la tierra.
Cuando el último de los azules
se sumerja, suave, en la tiniebla,
retén en tu mente
la emoción más poderosa
y el más dulce de los pensamientos
una humilde centella crece en lo oscuro,
y en su seno, abrazadas para siempre,
yacen las horas que te faltaron,
entregadas ahora a ti,
cálidas y sensuales,
en el banquete eterno.
Rafael Argullol, poema "22-IV-2014" al llibre Poema, Ed. Acantilado, Barcelona, 2017, p. 871.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada