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diumenge, de juliol 03, 2011

A l'origen





Es cierto que los restos de representación pictórica son emocionantes: aquí hay sobre todo caballos, renos, uros y cérvidos, con el añadido inexplicable de una ballena o cachalote. Sin duda Ribadesella es puerto cantábrico, pero no hay apenas rastro de cetáceos en la pintura rupestre hasta ahora conocida. También la simbología desazona y uno se desespera por no comprender estos mensajes arcaicos destinados a futuros hijos de la tierra. Son voces que arrancan del subsuelo y llegan demasiado atenuadas a nuestros oídos.


(...) De modo que la fantasmagoría de estos titanes petrificados debió de formar parte de la vida de los paleolíticos y servir para la construcción de sueños y mitos legendarios que poco a poco se hicieron verdaderos cuando los humanos comenzamos a imitar nuestras elaboraciones imaginarias y a dar mayor importancia a las representaciones que a lo representado, al caballo pintado que al caballo vivo. Que la imagen reemplace al modelo como fuente de sentido es algo que comienza ya en las cuevas.

(...) Al camino secreto de los egipcios y al sonido de las esferas celestes que giran en el firmamento y que la civilización griega puso bajo la luz del sol, hay que añadir el antecedente originario, el sonido de la piedra en el vientre de la tierra, la música de las tinieblas y de la noche ciega. Voces de lo que se oculta bajo tierra, transcurso fúnebre en el corazón de una geometría pétrea, armonía de los signos celestes. Este ha sido el proceso.

Félix de Azúa, "En el origen" (fr.); El País, 2.7.2011. 
Foto: Cambril de les vulves, a la Cova de Tito Bustillo, Ribadesella, Astúries (La Nueva España)

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