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Cada año, a primeros de agosto, nuestro perro interior mueve el rabo ante la perspectiva de un tiempo sin ataduras. La vida corriente nos ha dejado muy sucios. Y, gracias a los purificadores baños de libertad vacacional, soñamos con reencontrar la singularidad personal perdida en el laberinto de las obligaciones. Aunque acaben siendo frustrantes, las vacaciones empiezan siempre con miles de bombillas iluminando el gris de nuestras vidas subordinadas. Con la ilusión del niño desenvolviendo un caramelo, así las empezamos. El rey de esta patria eres tú, aunque no seas más que un preso en libertad condicional.
:Antoni Puigverd, "El Espíritu de Vacaciones", a La Vanguardia, 3.8.2009.
Il·lustració: Joan Miró, La Masia (1922). National Gallery of Art, Washigton.
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