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Admira Inglaterra, pero no la ama; porque admiramos cosas por razones, pero las amamos sin razones (...).:
Domina perfectamente esa suave melancolía del hombre que recuerda haber sido miembro de muchas comunidades, esa suave melancolía del hombre que recuerda haber amado a muchas mujeres.
G.K. Chesterton, Herejes, Ed. Acantilado, Barcelona, 2007, p. 36
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