dimarts, d’abril 26, 2011

Innerarity: el mercat és d'esquerres (bis)

Daniel Innerarity ha publicat la intervenció que jo comentava en aquest post (aquí) en un recent article a El País (aquí), del que us en deixo alguns paràgrafs. Bàsic per ajudar a reformular una proposta d'esquerres i democràtica en el marc d'una Europa (i una Espanya) absolutament diferent a la que havia servit per formular anteriors propostes.
(Il·lustració: Gusi Bejer)

Esta sería mi versión del asunto: el Gobierno, que venía de una cómoda etapa de expansión de gasto y extensión de compromisos asistenciales, aplicó inicialmente las medidas keynesianas que recomendaban casi todos y ahora, con mejor conocimiento de la naturaleza de la crisis, consigue realizar unas reformas cuyo objetivo último es salvar el Estado de bienestar en medio de una crisis global sin precedentes.

(...) Convendría que no nos equivocáramos de batalla. El principal problema al que nos enfrentamos es garantizar la sostenibilidad de los compromisos que están en el origen del Estado de bienestar, en un contexto inédito (por la crisis, pero también por las interdependencias que nos vinculan con otros, especialmente con el resto de la Unión Europea). Mientras no se enfoquen así las cosas, las reformas económicas se harán con mala conciencia y la izquierda carecerá del discurso que necesita para convencer de que no está en juego una modificación de los valores que le son propios, sino de las circunstancias en las que tiene que defenderlos (...).

Mi propuesta para elaborar una nueva agenda socialdemócrata parte de revisar la relación que ha tenido la socialdemocracia con la izquierda liberal. Parto del principio de que el mercado es una conquista de la izquierda y la competencia es un auténtico valor de la izquierda, frente a las lógicas de monopolio y los privilegios. Desde este punto de vista, las reformaspara favorecer el mercado (para que funcione mejor, con más capacidad para crear puestos de trabajo, proporcionando oportunidades a más personas, mejorando las condiciones de acceso al mercado de trabajo...) no implican necesariamente más eficacia y menos justicia social. Todo lo contrario: pueden ser de izquierdas en la medida en que reduzcan los privilegios (...).

Hoy día la gobernanza justa de los mercados tiene muy poco que ver con el clásico compromiso socialdemócrata que exigía una fuerte intervención estatal. Insistir en esa estrategia equivaldría a olvidar que muchas veces la regulación excesiva, la protección de ciertos privilegios, un sector público que no beneficia a los más pobres, sino a los mejor situados, todo esto no es solamente ineficaz, sino socialmente injusto (...).

Probablemente estemos saliendo de la era del Estado de bienestar entendido como aquel Estado cuya única fuente de legitimidad era la redistribución y entramos en otra nueva en la que tan importante al menos es la prevención de riesgos sistémicos (...). Este sería el primer desafío de la nueva agenda socialdemócrata: los contratos sociales que tenemos que renovar no nos vinculan solamente a nosotros (a los de aquí, a nuestra generación, a los funcionarios, a los asalariados en general), sino a otros que están medio ausentes (a los de cualquier país de la zona euro, a los jóvenes que todavía no han podido trabajar, a nuestros hijos, a las generaciones futuras).(...).

Lo que propongo es que la renovación de la agenda socialdemócrata surja de esa combinación entre liberalismo (eliminación de las dominaciones en el mercado), socialismo (preocupación por la igualdad) y ecologismo (perspectiva sistémica y de sostenibilidad).

La confrontación entre la izquierda y la derecha no enfrenta ahora a los partidarios del Estado contra los del mercado, sino a quienes tienen más que perder con el fracaso del mercado frente a quienes pueden sobrevivir mejor cuando los mercados no aseguran la igualdad (porque tienen más recursos o porque se saben beneficiarios de una estructura política de privilegios). El mercado es, se mire por donde se mire, un invento de la izquierda

4 comentaris:

Anònim ha dit...

En anglés, d'aquest tipus de articles en diuen "whitewashing".

El whitewash, es podría traduir com blanquejador, una pintura barata, de color blanc, feta principalment a partir de guix, que es feia servir per donar una apariencia uniformement clara i neta a una amplia varietat de superficies i defectes, com les que es trobarien, per exemple, al interior d'una nau d'un magatzem o les parets d'un estable.

A partir del segle XIX, Whitewash va adquirir un significat diferent. Era una metafora de tipus polític que significava maquillar o cobrir vicis, malifetes, o escandols. O be exonerar o justificar per mitjá de dades sesgades o investigacions apatiques.

I aixó precisament es el que es aquest article. Un barroer intent de justificar les politiques a favor del capital que està aplicant un govern que tindria que estar a favor de la gent.

El fet de que tractis de escombrar cap a casa posant un article clarament sesgat per afavorir una tendencia política maquillant de benefici social el que en realitat no ho es, demostra ben poc respecte per l'inteligencia dels soferts ciutadans de a peu.

Esta vist que alló que va dir el Crist sobre els sepolcres blanquejats a tu no et va calar gaire. Tindràs que tornar a repasar-ho a veure si ho entens de veritat i t'ho apliques.

Ramon Bassas ha dit...

Anònim
Vaja, sort que m'avises. Ara mateix em confesso.

Anònim ha dit...

Hombre, Ramon, trata usted con dureza excesiva al primer anónimo. Además, la aportación está muy correctamente escrita y es muy ponderada. Otra cosa es que no sea afecta a las mixtificaciones ideológicas típicas de un partido que ya no tiene otra sustancia ideológica que no sea la de mantenerse en el poder al precio que sea.
Esa acritud en su respuesta me hace pensar con tristeza en que está usted cogiendo los lamentables hábitos del desprecio que tanto menudean desde que gente como Pepiño (en cuyo honor redato el resto de estas líneas en pepiñés) están al mando de la PSOE.
A mí me parece que lo que señala el sr. anònim es bastante cierto. Innerarity lo que hace, como casi siempre, es vender "sopars de duro", esto es, decir oviedades que vende por grandes hallazgos de filosofía política, envueltas, eso sí, en un celofán literario bastante efetista. Su propio apellido (el del autor) es bastante cercano a la bella palabra "inanidad", que es el conceto que carateriza los artículos en "El País" del ensayista vasco. Si esto es lo que hoy pueden ofrecer dotrinalmente los filósofos orgánicos, vamos daos, que diría el castizo. Perfeto, he dicho.

Ramon Bassas ha dit...

- Anònim 2
És que m'agradaria que als arguments s'hi confrontessin arguments, no prejudicis