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L'autor fa referència a la proliferació de grups d'ultradreta o xenòfobs al web. Jo afegiria, en el mateix pla (és pur feixisme) l'atac injustificat o pseudoanònim a persones, per on també transcorre l'odi, o la ruptura del vel de la intimitat, de la que ja vaig parlar aquí, que em sembla del mateix ordre. L'odi és el motor del feixisme i -a vegades- sota determinades aparences no hi ha res més que això. Confondre la democràcia o la llibertat d'expressió amb l'insult o denigració és una de les seves formulacions més habituals.
:Us deixo amb els seus dos darrers paràgrafs.
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La batalla democrática en la Red es clave. Nadie puede dimitir del compromiso cívico y activista alegando tolerancia pasiva. Las trincheras del odio pueden fragmentar el tejido social y el concepto de comunidad, que es imprescindible e intrínseco en la naturaleza de la Red y de la nueva ciudadanía global.
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Desde el punto de vista político, no importa que el odio provenga de un borracho en un bar o de una conversación en un lugar público, de hinchas en un estadio de fútbol o de miembros de una red social en Internet. Las herramientas que usamos para comunicarnos son tan públicas como cualquier otro espacio de comunicación, tan públicas como un bar, un estadio o una calle de nuestras ciudades. Y aunque los requisitos, personalización e identidad públicas de las redes sociales como Facebook podrían disuadir a los activistas anónimos, lo cierto es que la Red permite lazos fuertes de identificación, y esto es lo peligroso, lo que ocurre en la red puede ser leído, escuchado y visualizado muchísimas más veces que una conversación en un bar o que unos cánticos en un estadio. Esta es la amenaza y esa es la necesidad que tenemos de ponerle freno democrática y cívicamente.
Fotos: Joaquin Cortés al muntatge 'De Amor y de Odio' (promocional) i de Facebook.
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