dijous, de setembre 13, 2012

Les paraules



-Le ruego que me perdone- dijo el conde levantándose con una súbita sonrisa-. Había olvidado que estábamos hablando con palabras. En Oriente hablamos con pensamientos, de modo que nunca se producen malentendidos. Es extraño lo mucho que adoran ustedes las palabras y lo mucho que les satisfacen. ¿Qué más da que ahora llamen telepatía a algo que antes llamaban disparate? Si un hombre trepa hasta el cielo por un árbol de mango ¿qué importancia tiene que digamos que se trrata sólo de levitación en lugar de decir simplemente que es mentira? Si una bruja medieval me señalara con su varita mágica y me convirtiera en babuino, ustedes dirían que se trataba de un atavismo.


El médico le miró un instante, como si fuera a decir que el cambio no sería tan grande después de todo.

G.K. Chesterton, Los relatos del Padre Brown, trad. M. Temprano, Ed. Acantilado, Barcelona, 2008, p. 777.