Sus apariciones en público siempre tenían éxito gracias a un método muy sencillo. Si se le ocurría un chiste, lo soltaba y todos le llamaban ingenioso. Cuando no se le ocurría ninguno, decía que aquél no era momentonpara bromas y todo el mundo le consideraba muy capaz.
G.K. Chesterton, Los relatos del Padre Brown, trad. M. Temprano, Ed. Acantilado, Barcelona, 2008, p. 71. Foto: promoció de House.
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