dilluns, de gener 25, 2010

Democràcia i (des)afecció

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Us he de dir que em va agradar molt l'article de divendres passat a El País signat per Albert Solé, periodista i cineasta, fill de Jordi Solé Tura, en el que comenta una de les constants que ha rebut de molta gent a rel de la mort del que fou un dels ponents constitucionals. "Ja no queden polítics com els d'abans", li deien, coincidint amb les enquestes segons les quals 'els polítics' passen a ser una de les principals preocupacions dels ciutadans. Albert Solé creu que hi ha una tendència, a Espanya, en mitificar el passat i denostar el present, però que ell no oblida les invectives contra el seu pare de molts dels que ara l'elogien, o els epítets 'contra els polítics' (amb la desafecció ja quasi neixent en paral·lel amb la democràcia, de la que Solé creu inherent l'una de l'altra), que coincideixen sempre en temps de crisi. Us en deixo alguns fragments.
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Así que, ya ven, el buen político de antes tuvo que soportar durante su vida activa el mismo clima de sospecha permanente y prácticamente las mismas acusaciones que los de ahora, y recibió muchas puñaladas por parte de algunos de los que ahora alaban su figura y su talla.
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La tendencia a sentir la política como una cosa ajena se debe, en mi opinión, a una confluencia de factores y tiene mucho que ver con la debilidad histórica del Estado. La tradición antipolítica en España viene de bastante antes del franquismo. La izquierda tuvo a sus anarquistas mientras que los sectores inmovilistas de la derecha han cultivado esa ignorancia hacia lo político, a sabiendas de que a menos debate más voto clientelar y cautivo. Y lo siguen haciendo.
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Y es que en ese concepto, el de ciudadanía responsable, reside la otra clave del asunto: el votante tiene que estar informado, conocer la letra pequeña del pacto social, saber quiénes mueven los hilos de los grupos de presión, para así poder exigir a sus políticos que cumplan su parte del acuerdo.
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Y para los que mitifican el pasado, quiero recordar que en la Transición se pasó mal, muy mal, que cada día nos jugábamos el ser o no ser y que gente como mi padre empezó a somatizar los males del país como si fueran propios.
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La política se mueve forzosamente en una gama de grises: nunca puede ser cuestión de blancos o negros. La descalificación frontal del sistema acaba fortaleciendo soluciones mesiánicas, Berlusconis de todo pelaje que pescan en río revuelto y destruyen el sistema desde dentro.

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3 comentaris:

Anònim ha dit...

Els polítics de la Transició, en uns moments molt difícils, que no crec que ningú enyori, i malgrat les seves diferències, van ésser capaços d'arribar a acords sobre qüestions importantíssimes que van configurar el futur: els pactes de la Moncloa (1977), la Constitució (1978), la pròpia acceptació de la Reforma com a manera d'anar cap a la Democràcia...
La sensació que donen ara els polítics, ho sento, és que estan més interessats en tirar-se els trastos al cap; no hi ha debat sobre temes fonamentals, sembla que hi hagi por a plantejar-los.

Rosa Isabel Garí

Anònim ha dit...

a mi los políticos -todos en general- me provocan una profunda repulsión. todo vale con el final de apoltronarse perpetuamente al sillón. Son auténticas máquinas de repartir la mierda ajena (con perdón) pero son del todo sordos, ciegos y mudos cuando toca hacer autocrítica ( a menos que sea algo muy escandaloso, en cuyo caso, toca hablar con la boca muy pequeña y escurrir el bulto). Nadie dimite por nada. Todos a una, con el miedo en el cuerpo no sea caso que digan algo de motu propio que luego alguno de sus jefes tenga que desautorizar. La disciplina de partido por encima del propio buen juicio y criterio.

he conocido muy bien, demasiado bien, políticos que ostentaban cargos de responsabilidad en este consistorio y que en la empresa privada no habrían durado en un cargo de la misma responsabilidad ni un telediario.

Conozco de primera mano, gente de buena fe que ha tratado de entrar en política (tiene guasa, tener que pagar para poder hacer política, cuando los bancos les condonan millones y millones...) para aportar su grano de arena y tratar de cambiar las cosas desde dentro y se ha encontrado con esos interminables escalafones, esas pirámides jerárquicas llenas de esos "sepulcros encalados" a los que se refería Jesús cuando hablaba de letrados y fariseos hipócritas. Ostentan el poder y vetan cualquier iniciativa que venga desde abajo que ponga en peligro su propia seguridad dentro del partido...

Chanchullos, tejemanejes, favores, ahora, todo eso si: escrupulosamente legal. y si no es legal, se ponen a berrear "presunción de inocencia" porque saben que para cuando salga el juicio, es dificil que vayan a la trena y para entonces... que les quiten lo bailado.

Lo siento pero es como yo lo veo. Un atajo de bandidos.

Ramon Bassas ha dit...

- Rosa-Isabel,
El que diu aquest article és que cal anar amb compte amb aqjuestes idealitzacions sobre la transició, que més aviat la idea era que havéimd e rirar endavant i no quedar-nos amb allò. de tota manera, l'esperit que ho féu possible (jo deixo enrera el que ens diferencia per primar el que ens uneix), el trobo a faltar, especialment en la reobertura del debat sobre l'status quo espanyo o català.

- Anònim,
Vaja. Ho sento. De tota manera, no cal que "entris" en política, ja hi ets si vius en societat. De manera que, sigui com sigui (fins i tot si és una merda), ja hi som. L'interessant és saber què fem o no fem des d'asquesta perspectiva pública que tots tenim.