Un dia vaig exposar els arguments de Gregorio Luri a favor de Belén Esteban que, com que eren originals i una mica contra-culturals, em van agradar força. Però l'ordre racional té defensors d'una solvència com la de Manuel Cruz que us convido a repassar (aquí) i que va publicar aquest passat mes d'agost a El País.
Us deixo la darrera part:
Pero reparemos, para terminar, en lo que todo este espectáculo deja en evidencia: caducó la vieja engañifa romanticoide -que por lo visto la propia Belén Esteban se llegó a creer- de que el amor podía ser el único ascensor social al alcance de los (y, sobre todo, las) desfavorecidos. Cuando ella lo intentó con un torero tales fantasías pertenecían ya irremediablemente al pasado. Ahora ese mismo ascensor viene representado por el odio o, en su defecto, por el resentimiento. De momento, funciona: Belén Esteban está triunfando a base de explotarlo. Definitivamente, la historia avanza por su lado malo.
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