dimarts, de setembre 13, 2011

Tornar-ho multiplicat



He desarrollado una conciencia nómada, es decir, la idea de que la patria no es tanto el lugar donde uno ha nacido, sino lo que uno ha construido a través de lo que va rescatando tras los sucesivos naufragios.


(...) El amor es siempre una segunda oportunidad en la que puedes ser más libre que en la primera. No somos un monólogo, siempre somos una polifonía. Me parece un gran error intentar conocerse a uno mismo sólo a través de uno mismo.

(...) Los pensamientos son emociones enfriadas; y las emociones son pensamientos sin domesticar. Lo bueno sería esa unidad emoción-pensamiento, que implicaría algo ideal: la unidad cuerpo y espíritu, que son lo mismo visto desde dos vertientes distintas.

(...) Para los griegos la ética, el ethos, era la construcción de tu carácter, y ese fue un descubrimiento fundamental: uno tiene que actuar no según la moral de los demás, sino según el criterio propio. Colectivamente vivimos en una sociedad en la que la gente prefiere mil veces estar en la grada juzgando que estar en la arena actuando.
(...) Creo que una de las grandes dificultades que emanan de la ley de la sangre, que es la ley familiar, es que es un amor que a menudo se manifiesta como posesión. (...)
No solamente se predica la posesión, sino la posesión inmediata. Hemos creado un monstruo, la sociedad, que está muy seguro de sus derechos y completamente ignorante de sus deberes. (...)

El sentido de la vida es vivir de manera que el mañana tenga envidia del hoy. Nos vamos construyendo y hay que restituir a la vida lo que te ha dado multiplicado.
 
Rafael Argullol a La Vanguardia, avui.