Hay algo muy llamativo en el asunto Urdangarin. Siempre se ha dicho
que la monarquía española estaba blindada informativamente, de manera
que los medios no publicaban noticias incómodas sobre ella; me parece
que es verdad, pero también me parece que el blindaje no lo construyó la
monarquía, sino los propios medios, a veces paralizados por una especie
de miedo preventivo. Hace un par de años publiqué un libro sobre el día
más decisivo del Rey en el que no me dedicaba a echar incienso sobre el
Rey, y la pregunta que más me hicieron los periodistas fue si en algún
momento me había mordido la lengua, si no había tenido miedo de escribir
lo que escribí. Mis respuestas fueron dos: una es que como persona soy
razonablemente cobarde, pero como escritor no puedo permitirme ese lujo,
porque un escritor cobarde es como un torero cobarde: mejor que cambie
de oficio; otra es que yo creía vivir en un país libre. Me alegra decir
que al menos mi creencia no era equivocada: no sólo no pasó nada (¿qué
demonios iba a pasar?), sino que tiempo después recibí de manos del
príncipe Felipe un premio por ese libro.
Pero ahora todo ha
cambiado. Ahora se acabó el blindaje y se abrió la veda contra un
miembro de la familia real, así que vemos a diario que casi los mismos
que incensaban a Urdangarin se dedican a apedrearlo. Hay quien ya piensa
incluso que, como toleramos bien la corrupción de los políticos pero
mal la de la corona, esto es el principio del fin de la monarquía. No
sé. Lo que sí sé es que la monarquía ha tenido mucho que ver con el
hecho evidente de que los 30 últimos años de España hayan sido los más
libres y prósperos de los tres últimos siglos; y también sé que, si se
cambia la monarquía, hay que cambiarlo todo. Añadiré que no soy
monárquico, pero estoy seguro de que ahora mismo nuestro auténtico
dilema no es monarquía o república, sino mejor o peor democracia. En
cuanto a Urdangarin, quizá nos prestaría un gran servicio paradójico si
el juez lo condenara: demostraría que es verdad que vivimos en un país
libre, donde la justicia es igual para todos.
Javier Cercas, fragment de "La frontera final", article a El País Semanal, 22 de gener de 2012.
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