dilluns, de gener 23, 2012

El príncep i l'escriptor


Hay algo muy llamativo en el asunto Urdangarin. Siempre se ha dicho que la monarquía española estaba blindada informativamente, de manera que los medios no publicaban noticias incómodas sobre ella; me parece que es verdad, pero también me parece que el blindaje no lo construyó la monarquía, sino los propios medios, a veces paralizados por una especie de miedo preventivo. Hace un par de años publiqué un libro sobre el día más decisivo del Rey en el que no me dedicaba a echar incienso sobre el Rey, y la pregunta que más me hicieron los periodistas fue si en algún momento me había mordido la lengua, si no había tenido miedo de escribir lo que escribí. Mis respuestas fueron dos: una es que como persona soy razonablemente cobarde, pero como escritor no puedo permitirme ese lujo, porque un escritor cobarde es como un torero cobarde: mejor que cambie de oficio; otra es que yo creía vivir en un país libre. Me alegra decir que al menos mi creencia no era equivocada: no sólo no pasó nada (¿qué demonios iba a pasar?), sino que tiempo después recibí de manos del príncipe Felipe un premio por ese libro.

Pero ahora todo ha cambiado. Ahora se acabó el blindaje y se abrió la veda contra un miembro de la familia real, así que vemos a diario que casi los mismos que incensaban a Urdangarin se dedican a apedrearlo. Hay quien ya piensa incluso que, como toleramos bien la corrupción de los políticos pero mal la de la corona, esto es el principio del fin de la monarquía. No sé. Lo que sí sé es que la monarquía ha tenido mucho que ver con el hecho evidente de que los 30 últimos años de España hayan sido los más libres y prósperos de los tres últimos siglos; y también sé que, si se cambia la monarquía, hay que cambiarlo todo. Añadiré que no soy monárquico, pero estoy seguro de que ahora mismo nuestro auténtico dilema no es monarquía o república, sino mejor o peor democracia. En cuanto a Urdangarin, quizá nos prestaría un gran servicio paradójico si el juez lo condenara: demostraría que es verdad que vivimos en un país libre, donde la justicia es igual para todos.

Javier Cercas, fragment de "La frontera final", article a El País Semanal, 22 de gener de 2012.