La imaginación del pequeño sacerdote era siempre una conejera de pensamientos descabellados que saltaban demasiado deprisa para que él pudiera cogerlos.
G.K. Chesterton, Los relatos del Padre Brown, trad. M. Temprano, Ed. Acantilado, Barcelona, 2008, p. 339.
Il·lustració: Los conejos de mi cabeza, de Taringa.
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