Avui s'ha de comprar La Vanguardia. Destaco 3 temes. Dos d'ells que contribueixen a les tesis sobre la necessitat de la intervenció sancionadora en temes de civisme, precisament en nom de la Llibertat. Són els de Salvador Cardús, ("Libres, es decir, responsables") i de Francesc-Marc Álvaro, ("El Mal") aquest darrer potser més abstracte. Com que els autors que recomano d'aquest tema són més aviat d'adcripció nacionalista (l'altre dia Rahola, avui aquests dos), adverteixo que no me n'he tornat. Però m'agrada beure en fonts alienes, encara que en algun cas, tampoc tan llunyanes... El tercer correspon a un record sobre l'aparició del terme "postmodernitat" i els seus debats, amb algunes referències. Ho fan al suplement Culturas. Els de la meva generació ens hem format al voltant d'unes idees, més aviat semi-idees, o atmosfera, que podríem anomenar postmoderna. La crítica a les grans respostes del segle XIX i XX, la revisió del racionalisme, la reivindicació de la feblesa... em sembla que en aquest context m'hi sento molt bé. Però també ha portat nous riscos: el relativisme cultural, l'absència de referents, etc.
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Libres, es decir, responsables, de Salvador Cardús (fragments):
- "Uno tiene la impresión que la suma de, primero, la ineficiencia del sistema judicial, trenzada por graves retrasos y ciertos errores, con quizás un exceso de garantías para los condenados en un marco de estrechez presupuestaria y posibilidad de control de tales garantías y, finalmente, con una concepción verdaderamente ingenua acerca de la condición humana está dando resultados poco satisfactorios."
- !Creo que la hegemonía ideológica de un cierto pensamiento pseudoprogresista que ha partido del supuesto de una bondad humana intrínseca siempre puesta en peligro por el sistema social, en cuanto ha llegado a puestos de responsabilidad, ha empezado a dar resultados dramáticos, de consecuencias en muy buena parte contrarias a las esperadas. (...) [que] podría hacerse extensivas a los problemas de civismo y convivencia, y muy especialmente al campo de la educación."
- "La tradición judeocristiana había resuelto la cuestión de una manera inteligente a partir del mito de la expulsión del Paraíso. El hombre y la mujer habrían accedido a su libertad mediante la asunción de la responsabilidad moral sobre sus actos (la expulsión después de tener acceso al conocimiento, por definición, crítico) y, en consecuencia, se convertían en pecadores por naturaleza, condición expresada con la idea del pecado original."
- "Espero que siendo conocida mi condición de sociólogo nadie dudará de hasta qué punto puedo saber si las condiciones sociales dan cuenta de nuestras conductas individuales. Pero nunca he aceptado que la sociología sirviera como excusa para desresponsabilizar al individuo. Las condiciones sociales sólo son una parte de una realidad más compleja donde el individuo puede y debe jugar también su parte de manera activa, y hay que educarlo para ello. Y mi opinión es que nos hemos pasado de vueltas en el fácil recurso a los argumentos que eximen de toda responsabilidad individual".
- "Particularmente, sigo creyendo en el mito del pecado original -no, por supuesto, en su literalidad-, porque lo creo necesario para defender mi libertad, asociada inequívocamente a la posibilidad de ser moralmente responsable. Y veo muy necesaria una reflexión profunda sobre qué tipo de educación podría resituar la responsabilidad individual en su lugar, como garantía de una sociedad más libre y menos bárbara. Dígase como se quiera, pero afortunadamente, la nuestra es una condición abierta al pecado, es decir, a la responsabilidad moral."
El Mal, de Francesc-Marc Àlvaro (fragments):
- "La violencia es noticia perenne en el retablo de la actualidad, así que nadie se extrañaría si estuviéramos insensibilizados, como lo estamos tan a menudo. (...) los primeros detalles de estos casos nos enfrentan a la pregunta radical sobre el porqué de un mal cuya explicación choca con lo más oscuro de la condición humana."
- "Durante muchos años no tuvo buena prensa hablar del mal, pues el lenguaje común estaba demasiado connotado por las imágenes de un catolicismo oficial que amenazaba con infiernos y demonios terribles. Palabras como mal, honor o amor eran inservibles, pues habían sido arrasadas en la batalla descarnada entre un conservadurismo torpe que no sabía leer los cambios sociales y un progresismo alelado que confundía la revolución con la destrucción de la gramática. Hoy debemos retomar la pregunta sobre el mal sin complejos, la realidad nos fuerza a hacerlo desde la política, desde los medios, desde la economía o desde la religión. No para obviar las causas de un mundo complejo, sino para admitir que hay una enorme zona de abismo de la que sabemos muy poco.
- "Sigue siendo válida la definición de Kant según la cual el mal no es un producto inevitable de la naturaleza, sino el uso defectuoso que el hombre puede hacer de su libertad. De ahí la necesidad de imaginar límites efectivos que ataquen el mal donde surge. Por eso, en medio del estupor del crimen, miramos hacia los políticos, los legisladores y los jueces."
- "Cuando el crimen nos golpea, únicamente la ley puede rescatarnos de la desesperanza. En democracia, frente al mal está la ley, pero ha de ser seriamente."
La confusión postmoderna (de Joan Pipó), fragments:
- "Se cumplen ya 25 años de la aparición en otoño de 1979 de la obra La condición posmoderna. (...) En estos momentos de aniversario puede entonces resultar tentador plantearse si este tiempo perdido ha conseguido llevarse para siempre aquella designación terminológica con la que Lyotard quiso hablar de una determinada y particular sensibilidad contemporánea.
- "Esa primera gran defensa de la modernidad fue realizada por el filósofo alemán Jürgen Habermas en una conferencia leída en Francfort el 11 de septiembre de 1980 dentro del marco de la recogida del premio Adorno. Tras recordar que a propósito de la sección de arquitectura de la Bienal de Venecia de 1980 el crítico W. Pheint había escrito “la posmodernidad se presenta claramente como una antimodernidad”, Habermas afirmó que este juicio constituía un certero diagnóstico de nuestro tiempo que daba perfecta cuenta de la irrupción de una nueva corriente emocional conservadora capaz de “colocar en el orden del día teorías de postilustración, posmodernidad e incluso posthistoria”. "
- "Era preciso diferenciar entre la idea de modernidad tal como había sido vivida en el arte a partir de la segunda mitad del siglo XIX (la modernidad estética) y el proyecto de la modernidad tal como había sido concebido por los ilustrados desde el siglo XVIII. Si bien estos últimos se propusieron la emancipación y liberación de la humanidad respecto del peso del pasado y comprendieron que para lograrlas se tenían que poner en marcha una serie de transformaciones que desembocasen en la consecución de una total organización racional de la vida cotidiana, no se podía olvidar que este noble objetivo aún no se había conseguido.
- "Pero fue ante todo la descreencia ante los metarrelatos el rasgo que consiguió retener más la atención de los lectores. La razón que ayuda a explicarlo es que la de Lyotard fue la crítica del marxismo que se prestó a ser más universalmente conocida: los metarrelatos han muerto; el marxismo es un metarrelato; luego el marxismo está muerto. Esa manera tan rápida de expedir al marxismo explica la resonancia que pudo alcanzar este libro una vez pasó a beneficiarse de la publicidad otorgada por la explosión de la querella de modernos y posmodernos."
- Altres articles sobre el tema:
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