dimarts, de desembre 14, 2010

El pare PlayStation


No hay treguas en elmundo on line. Internet es un espacio público, pero sólo en parte porque también está disponible para el linchamiento, el fraude, la extorsión, el golpismo y la ciberguerrilla. Con un clic el internauta se convierten en tricoteuse. Los circuitos para la ciudadanía y el horror se entrecruzan. Ángeles y demonios también batallan en las fronteras galácticas de internet. ¿Cómo iba a ser de otro modo? La tecnoutopía es otro de esos sueños prometeicos que acaban mal (...).

Teóricos de la cibercultura como Pierre Lévy sostienen que con la televisión participamos todos juntos, pero sin podernos poner de acuerdo –en el sueño o la pesadilla– con los demás, mientras que en el ciberespacio ya entramos en la interacción de un universo de informaciones, según procesos que no excluyen el conflicto. En ambos casos, seremos multitud, pero no siempre inteligente y capaz de distinguir entre irrealidad y realidad. Sustitutas de la familia como transmisoras de información y valores, la televisión e internet mantienen en alto grado de exposición a niños y adolescentes. La violencia virtual acaba por anular la real. La PlayStation suplantará la figura del padre. Los intentos por adecuar el acceso de menores a la televisión o a internet raramente mantienen la debida vigencia, entre otras cosas porque la familia ya es el teclado, la red. Entonces el mundo portentoso que representa la red de redes ensancha sus franjas oscuras, pasa de ser una vía de conocimiento y comunicación a una servidumbre de multitudes en estampida.

Valentí Puig, "La sorpresa de cómo somos" (fragment), a La Vanguardia, 12.12.2010.