Suárez fue un político y su peripecia sugiere que en un político los vicios privados pueden ser virtudes públicas o que en política es posible llegar al bien a través del mal o que no basta juzgar éticamente a un político y antes hay que juzgarlo políticamente o que la ética y la política son incompatibles y la expresión ética de la política es un oxímoron o tal vez que los vicios y las virtudes no existen en abstracto, sinó sólo en función de las circunstancias en que se practican.
(...) [La gent votava Suárez] porque, menos por sus virtudes que por sus defectos, era igual a ellos. (...) Durante la tarde del 3 de febrero Suárez no sólo se redimía a él, sino quie de algún modo redimía a todo su país de haber colaborado masivamente con el franquismo.
Javier Cercas, Anatomía de un instante, Ed. Mondadori, Barcelona 2009, pp. 383-385. Foto: A. Suárez Illana.
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