dilluns, de setembre 15, 2008

Més sobre 'Mamma Mia!'

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Gocé como una enana con unas canciones en las que apenas reparé en su momento -soy de la generación anterior a Abba-, y con un despliegue de buen hacer veterano -amo a Julia Walters, esa desmadrada. (...) Gocé, sobre todo, con lo moralmente libérrimo que parece el argumento, en cuanto a sexo, en estos virginales y pastoriles tiempos del tóquese usted mismo delante de Internet (el día en que las partes sufran un paralís de tanto exponerlas a la cibernética, la ginecología va a recibir un decidido impulso).
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-Y tienen también eso tan bueno, que te deja tan bien... ¿Cómo se llama? ¿Catarsis?
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Me quedé atónita. Un local con baile y con ¡catarsis! No había escuchado la palabra desde que se usaba también el término autocrítica. ¿Cómo que catarsis?
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-Sí, mujer, eso que sales con un micrófono y te pones a cantar mientras vas leyendo la letra...
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¡Karaoke!, traduje para mis adentros, que estaban tan asombrados como yo. No hice nada por corregir a mi vecina de restaurante porque me pareció uno de los hallazgos lingüísticos más acertados desde que Julio Iglesias bautizó como
Hey a uno de sus perros. (...)
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Katarsis. Con k. Según mi Casares no es sino una "depuración de los sentimientos por medio del arte". O sea, que, literalmente, katarsis con k sería una especie de purga de la mala leche obtenida mediante el asesinato de unas cuantas canciones.
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Aquella noche me hice una katarsis. Yo sola, aunque fue una doble limpieza, porque aparte de chamullar las canciones de Abba me puse un viejo mono y bailé pasillo arriba, pasillo abajo, hasta que se me soltó el fémur.
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Cuando terminé, amaba más al humano género.
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Maruja Torres, "Mi katarsis (con k)", a El País Semanal, 13.9.2008. vegeu anterior post.

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