Em va fer gràcia, ahir diumenge, llegir la notícia a El País sobre la reorientació de les biblioteques municipals de Barcelona davant els nous fenòmens que afecten les relacions socials i la literatura, especialment amb l'aparició dels llibres electrònics i de la importància que es dóna a la xarxa com a receptacte de demandes d'informació. I m'agradaria que ho tinguésism en compte, ara que estem fent la segona biblioteca pública a Mataró, l'Antoni Comas, a l'antic Escorxador (vegeu foto). En destaco el següent:
¿Tienen futuro las bibliotecas si ahora se puede descargar todo de Internet? (...) Javier Celaya, fundador del portal cultural dosdoce.com, (...) afirma que España "consume de forma voraz las tecnologías; es el segundo país, tras Brasil, en el uso de las redes sociales y dedicamos más de tres horas diarias a navegar" (...).
Los expertos reunidos en Barcelona abogaron por que las bibliotecas sean lugares donde no sólo se realicen "transacciones de libros y películas", sino que los usuarios se conviertan en creadores de actividad cultural y que las bibliotecas ayuden a formar a los jóvenes y hagan cambiar las cifras que indican que sólo el 10% de internautas aporta contenidos a la red. (...)
En cuanto a los libros electrónicos, coincidieron en que su uso es imparable. Luis Collado, director de Google Books España, aseguró que pronto los lectores se convertirán en aparatos fáciles y baratos y que su empresa pondrá a la venta el acceso de dos millones de libros en catalán y castellano y 1.000 licencias para que las bibliotecas las gestionen y los libros puedan ser descargados.
Este año finaliza el Plan de Bibliotecas. Barcelona cuenta con 38 bibliotecas municipales y está construyendo seis más; el 46% de los barceloneses tiene carné -frente al 13% de 1998- y seis millones de usuarios utilizaron uno de estos centros en 2009. Además, las bibliotecas municipales han conseguido ser el servicio más valorado, por encima del metro y la recogida de basura.
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