Cualquier buen conocedor del talante de los jugadores sabe que éstos no juegan para ganar. Lo que seguramente es menos conocido y aceptado es que juegan para salvarse. (....) El hombre que los otros observan como el desmesurado amante del azar es en realidad el gran enemigo del azar.
El jugador, por encima de todo quiere domesticar al azar, quiere vencer al destino.
Il·lustració: Fotograma d'El color dels diners, de Martin Scorsese (EUA, 1986)
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