Podemos conocer a la mujer en abstracto; pero con el alma individual andamos siempre haciendo aspavientos, la miendo puertas cerradas, dando vueltas a llaves que abren una sucesión de habitaciones svacías, y es puro milagro si adivinamos algo de ella.
Il·lustració: Salvador Dalí, "Ciutat de calaixos" (1936)
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