Pero no existe una boca capaz de tragarse un cuerpo entero y la imposibilidad de absorber la totalidad, el inefable Unum, fomenta en nosotros la locura del amor a los órganos, a las partes, a las secreciones, las excrecencias, hace del erotismo una eterna maldición.
(...) Pero si es humano, si se encuentra en la cama con una mujer, se dirigirá a las partes, trazará sobre sus cuerpos signos de división.
La mujer que rechaza ser dividida tendrá que rechazar también todo amor físico: no hay indivisibilidad sin intocabilidad.
Il·lustració: Robert Heinecken, Vary Cliché/Lesbianism, 1978
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