Se repite, como todo, otra vez:
la multitud ocupa las calles de la ciudad
porque --proclama-- quiere ser libre.
Un espectáculo magnífico:
el hombre, animal solitario,
convertido en fuerza telúrica,
en volcán adiestrándose para la erupción,
en mar que constituye agitadamente
la destructora columna del tornado.
Es contagiosa esa alegría desbordante
de la muchedumbre en su día de esperanza
¿Cuántas veces se ha repetido la Historia?
Innumerables ¿Y después?
Después: canto, llanto, sangre, nada.
pero, por fortuna, el hombre
no vive sólo del después
y, a menudo, se emborracha
con el gozoso error del presente.
Rafael Argullol, fragment del poema "11-IX-2012" al llibre Poema, Ed. Acantilado, Barcelona, 2017, p. 281.
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